Alborada del Corso en Indias

Alborada del Corso en Indias - Descarga este documento en PDF. Documentación en PDF para descargar gratis. Disponible también para leer online.
Autor: De Benito
Fuente: http://www.biblioteca.org.ar/
Introducción
José de Benito
Alborada del Corso en Indias
De Estampas de España e Indias
El destino del «Samson».
1527
Aguas abajo avanzaban por el estuario del Támesis, todavía cubierto en la
madrugada por la fresca neblina que intentaba desgarrar un indeciso sol de
primavera, dos bajeles armados: el Samson, de doscientas cincuenta
toneladas, arbolado en bergantín, y el Mary of Guildford, de mayor porte y
trapo.
Las naves habían sido despachadas a riesgo y cuenta de sus capitanes
propietarios, por Su Majestad británica Enrique VIII, «con diversos hombres
hábiles y bastimentos, en busca de regiones remotas».
Amanecía el día 20 de
mayo del año de gracia de 1527.
El río despertaba a su vida habitual de tráfico
y el sonido húmedo de los remos de pequeñas embarcaciones que lo cruzaban
amortiguaba las notas de una canción nostálgica lanzada al aire desde la
cubierta de un bricbarca que regresaba de su excursión marina.
La aventura de los descubrimientos en Tierra Firme de Indias Occidentales
y las riquezas que las flotas de galeones españoles desembarcaban en el
puerto de Sevilla, habían sido el acicate que decidiera a los capitanes del
Samson y el Mary a emprender su arriesgada expedición en busca de tesoros,
sin saber con demasiada certeza al levar anclas y largar las velas de qué
medios habrían de valerse para conseguirlos.
La narración, en una taberna de
Glasgow, de un piloto portugués al servicio de España, que en menos de tres
años había redondeado una considerable pacotilla, a su decir, encendió -72- la
codicia y avivó el espíritu de largas correrías en dos de sus oyentes.
En cuatro
meses quedó resuelto el avituallamiento y unos días bastaron para encontrar
tripulaciones.
La suerte estaba echada, y al dar la voz de partida y
encomendarse a Dios para el viaje, las palabras del portugués resonaban con
fuerte martilleo en las sienes de los dos aventureros.
Edward Morris, desde el puente de su Samson, y haciendo portavoz con
sus manos re...