Duérmete mi niño...

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Autor: Silveyra
Fuente: http://www.biblioteca.org.ar/
Introducción
Carlos Silveyra
Duérmete mi niño.
Recuperando nanas
«Era a menudo todo lo que una madre podía ofrecer a su hijo»
Enzo Petrini
«Hace unos años, paseando por las inmediaciones de Granada, oí
cantar a una mujer del pueblo mientras dormía a su niño.
Siempre
había notado la aguda tristeza de las canciones de cuna de nuestro
país, pero nunca como entonces sentí esta verdad tan concreta.
Al
acercarme a la cantora para anotar la canción observé que era una
andaluza guapa, alegre sin el menor tic de melancolía; pero una
tradición viva obraba en ella y ejecutaba el mandato fielmente, como
si escuchara las viejas voces imperiosas que patinaban por su
sangre.
Desde entonces he procurado recoger canciones de cuna de
todos los sitios de España; quise saber de qué modo dormían a sus
hijos las mujeres de mi país…»
Federico García Lorca
Las nanas -también llamadas en Iberoamérica arrullos, canciones de cuna,
cantos de arrorró, rurrupatas, etc.- forman parte de la tradición de
prácticamente todas las culturas del planeta.
Son canciones breves, canciones para los niños y no canciones de los
niños, a menudo impregnadas de melancolía, destinadas a dormir dulcemente
a los niños y niñas cuando éstos no quieren hacerlo.
«Canciones para el
día y la hora en que el niño tiene ganas de jugar», como dijo García Lorca
en una conferencia en 1928.
Y agrega el poeta granadino: «No debemos olvidar que la canción de cuna
está inventada (y sus textos así lo expresan) por las pobres mujeres cuyos
niños son para ellas una carga, una cruz pesada con la cual muchas veces
no pueden [.] Son las pobres mujeres las que dan a sus hijos este pan
melancólico y son ellas las que las llevan a las casas ricas.
El niño rico
tiene la nana de la mujer pobre, que le da al mismo tiempo, en su cándida
leche silvestre, la médula del país».
Canciones que conocemos no de cuando nos las cantaron en nuestra infancia
sino de cuando somos espectadores de ese acto de t...